martes, 10 de junio de 2008

Escritos V

En Febrero del 2006 tuve que vivir una situación difícil, y pocos meses después, al mirar hacia atrás, escribí esto:

Hace unos meses pase por una situación que no fue del todo agradable...y entre lágrimas, puteadas y sollozos, me puse a pensar y recordé que cuando era chico y me dolía el cuerpo me decían "es porque te están creciendo los huesos, estás creciendo"...y fue entonces que cuando recordé eso, me pregunté: ¿SERA QUE CUANDO NOS DUELE EL ALMA, TAMBIEN ESTAMOS CRECIENDO?

Hoy me pregunto si el alma puede doler, o si en realidad nos dolemos a nosotros mismos y el alma es como aquel mensajero que solamente nos trae la noticia. Si el dolor es nuestro, propio, construído en nuestro interior...o si tan sólo es quien llega sin haber sido invitado...pero que por algún motivo de esos que ni nosotros entendemos, no le podemos decir "mejor andate, no sos bien recibido". Y si se lo decimos, parece no importarle...el se queda...hasta que se da cuenta realmente que no tiene lugar y decide irse, pero claro...de una forma muy distinta a como llegó.

Cuando llega lo hace estrepitosamente. Cuando se va lo hace silbando bajito.
Cuando llega hace temblar todo. Cuando se va sentimos la calma que sólo transmite un amanecer soleado tras una noche de truenos y relámpagos.
Cuando llega es como esa mano invisible que de pronto nos estruja el pecho, nos comprime las entrañas y nos chupa todas las fuerzas. Cuando se va esa mano desaparece tan de golpe como llegó, y nos sentimos volar, podemos respirar profundamente y sentir el perfume que entra por la ventana.
Cuando llega nos hace creer que no hay salida. Cuando se va nos hizo aprender que no es que no haya salida, sino que él (y les recuerdo que hoy hablo del dolor) usurpó una puerta para entrar, y se propuso impedir que la veamos.
Hoy se una cosa, soy uno cuando el dolor llega...y soy otro cuando se va...ni mejor ni peor, otro, distinto, pero tan yo mismo como siempre fui.

Y hoy, más de dos años después de haber escrito este texto, sigo convencido de que así como cuando somos chicos y nos duelen los huesos, a lo largo de toda la vida cuando nos duele el alma, es porque estamos creciendo.

16 comentarios:

Lulis*~ dijo...

volvio el zewb que quiere la gente!! (??)

nada, me gustan estos escritos... podria elegir algun preferido, pero me gustan todos por igual

asi como tb me gusta (y mucho) la cancion nueva ;)

y mañana sigo mi firma.. esto es solo para ocupar el primer lugar MUEJEJEJE

(?)

besoteeee

Anfitrite dijo...

Muy cierto. De cada golpe se aprende. Aunque confieso que a veces pareciera que me gusta que me caguen a trompadas. Suelo tropezar dos veces con la misma piedra. No porque no conozca el resultado sino porque tengo la bendita costumbre de mantener ciertas esperanzas.
Y bué...cada uno hace lo que puede...

Besotes.

Hurricane dijo...

Hace algunos años alguien me hablaba que nosotros estamos plácidamente viviendo nuestra vida y de pronto, sin que tal vez nada lo haga sospechar, una situación nos golpea la puerta y nos dice buenasss, soy tu circunstancia, vengo a quedarme con vos. Y al convivir con nosotros nos modifica todo lo que teníamos establecido.
También es cierto que un día abrimos los ojos a la mañana y nos sentimos mejor, ni idea tenemos del porqué, pero es así.
Un abrazo

Barbie dijo...

Tu los has dicho. Con cada dolor el alma, crece, siempre y cuando le demos lugar al crecimiento, aprendamos de la experiencia.
Con los huesos es más fácil, solo hay que auantar un poco el dolor y se pasa.
En cambio con el alma, si no escuchamos por que sucedió, que causó el dolor, no crece.

Lulis*~ dijo...

aca estoy de vuelta :$

lo que puedo decirte es que tenes razon en la aseveracion que dice "cuando nos duele el alma, se crece" y tambien con lo de que el dolor es tan grande y tan profundo que te inunda el cuerpo, te saca fuerzas y te estruja el corazon..

pero no creo que el dolor se vaya del todo. Ok, estoy escribiendo esto pensando en un determinado dolor, no puedo ser muy subjetiva en esto, pero para mi, digamos, hay ciertos "tipos" de dolor que no se van nunca. La mano que te apretaba y ahogaba afloja un poquito, pero en cualquier momento te puede volver a ahorcar.
Si no es asi, porque aunque a veces uno cree que "aprendio", cuando nos pasa algo parecido nos volvemos a sentir mal?

espero que se haya entendido. escribi demasiado, sorry! :$

mua

yo dijo...

Que lindo escrito! Coincido plenamente....a veces ese crecimiento duele...pero parece que no es posible de otra manera...
saludos!:)

Cecy dijo...

Asi es Zeb, cuando nos duele el alma, muchas veces es tan grande el dolor que nos sentimos morir en el momento, pero despues cuando repentinamente se alivia y no sabemos como, "es si sabemos", hemos crecido, hemos aprendido, a veces me pregunto si habra una manera de crecer sin que duela tanto...

Un beso grande.. muy lindo tu post.

Cecy dijo...

ahhh, gracias por tus palabras

Luz dijo...

Entonces estoy creciendo a lo pavote! :P
Para decir la verdad, a veces quedarse un poco más chiquito, no?Y bueh...un beso, che!!

Anónimo dijo...

Es una buena forma de pensarlo, y una excelente razón para soportarlo.

Lala. dijo...

hola tio.


hoy estuve sola solita a moco tendido por una infeccion urinaria en el san lucas y pensaba "ojala el tio venga"... pero me acorde q salis de laburar a las 8.


bu.

Lala.

Marcelo Aguirre dijo...

Hola!
Al dolor no hay con qué darle!
Uno puede racionalizar mucho acerca de él, y lo hace quizá para no sentirlo tanto, pero el dolor seguirá siendo dolor y lo que nos hace experimentar seguirá siendo la realidad cruda de nuestra limitación y finitud... Qué bueno poder hacerle frente. Como dijo un gran poeta místico: "El dolor llamó a mi puerta, cuando me decidí a abrirle, no había nadie". Es así: si intentamos escapar, el dolor nos persigue. Si nos atrevemos a hacerle frente diciendo simplemente: "ok", o desaparece, o nosotros nos hacemos más fuertes a partir de haberlo aceptado...

Beso.

Marcelo

Zeb dijo...

Lulis: La canción nueva es genial, la dulzura en la voz de Lebon es increíble. Gracias por sus piropos hacia mis escritos! Beso!

Anfitrite: No es la única que tropieza con la misma piedra. Y a veces no está mal, sobre todo si las esperanzas son las de ser feliz. Beso!

Hurricane: Me gustó lo de la circunstancia golpeando la puerta! Aunque claro, algunas circunstancias dan gusto que se queden con uno (como cuando vienen "esas viejas mariposas" a golpear la puerta jeje)

Barbie: Que placer tener sus comments nuevamente! Y tenés razón, todo depende de si nos permitimos crecer o nos encerramos en el dolor. Beso!

Lulis: Sé a qué dolor te referis. Hay dolores que no se van, que quizás mengúan pero permanecen y uno aprende a vivir con ellos. Pero esos también nos hacen crecer. Y cuando pasa algo parecido, nos volvemos a sentir mal porque el hecho de crecer, no quita la circunstancia adversa nos cause dolor. Quizás sí sabemos cómo enfrentarla.

Lau: Muchas gracias!! Beso!

Cecy: Yo creo que sí, que no necesariamente dolor y crecimiento están asociados, pero sí se que cuando el alma duele, tenemos la posibilidad de crecer. Beso y gracias!

Luz: Tu pensamiento me hizo acordar a mafalda, no se porqué. Recibí tu sms, nos hablamos en la semana. besote enorme! Y que no decaiga!

Pau: Gracias, espero que le sirva a alguien entonces!

Lala: pucha! Y yo justo ese día no laburé! Hubieses mandado sms por las dudas! Besote y que te mejores!

Marcelo: En primer lugar, bienvenido! Te espero por acá cuando gustes! Yo creo que al dolor sí hay con qué darle, y es con esperanza y coraje. Me gustaría saber el nombre del poeta que citás. Saludos!

Pablo Mariosa dijo...

Por más que a veces sea insoportable, por más que sea físico o, como vos decís, del alma, el dolor nos demuestra que estamos vivos...
Y si lo que llega después de la tormenta es un crecimiento que no altera nuestra esencia y que, sin embargo, nos enriquece, entonces vamos a tener más energía para sobrellevarlo.
Yo también soy un fiel seguidor de Dream Theater.
Un abrazo,
Pablo

Tomás Cabado dijo...

Bien ahi con Theater loco ;)

que todos los sueños florezcan!

Otro capítulo dijo...

Te juro que es verdad, el alma duele, y mucho. Es peor que cualquier dolor físico, pero por suerte va pasando de a poco. Aunque deja cicatrices que no se borran.