A Ella...

El sábado te veía, te escuchaba, sobre el escenario, presentando la obra de teatro que te llevó un año escribir.

Te veía, nerviosa, ansiosa, contenta. Te brillaban los ojos, sabés? Y después te miraba, mientras los actores, sobre el escenario, llevaban adelante una escena de tu obra. Veía cómo te reías, veía la felicidad, la satisfacción en tus ojos. Un año de trabajo y esfuerzo, plasmado en el escenario.

Te vi feliz. Y fue suficiente que te dijera lo orgulloso que estaba de vos para que te emociones.

Y te miro, y veo a la mujer que elegí, a la persona que quiero tener a mi lado el resto de mis días. Te miro y te elijo, para que lleves a los futuros porotitos en tu panza.

Me costó aprender que tu felicidad no depende enteramente de mí, que puedo ayudar, formar parte, pero no ser todo, que si fuera así, no sería sano.

Ojalá pudiera borrarte las tristezas, los dolores del alma. Ojalá pudiera arrancarte las angustias de raíz. Pero la vida es más compleja que eso, no existen soluciones mágicas. Sí puedo acompañarte en el camino, darte un abrazo cuando lo necesites, contenerte. Del resto, se encargarán el tiempo y vos.

Solamente se que te amo, que siempre te voy a acompañar, en las buenas y en las malas. Que podemos tener nuestras crisis, nuestros malos momentos, pero que vamos a poner todo para salir adelante.

Que vamos a enfrentar dificultades, y juntos las vamos a superar. Que los logros de uno serán logros de los dos. Que el progreso de uno, será el progreso de ambos.

Se que te elijo, una y otra vez, día a día.

Se que te amo como a nadie, y con eso te digo todo.